martes, 17 de julio de 2018

ÚLTIMOS Y PRIMEROS: EL TRÁNSITO DEL SEBAS

Ayer murió el Sebas. Mejor dicho, marchó a la Casa de la Vida. Convicción ésta que nadie nos puede arrebatar. Le conocí hace algo más de un año y nos vimos en contadas ocasiones; nada en comparación a los que han vivido con él. Le conocimos cuando conocimos a la gente de Bocatas, un grupo peculiar de cristianos que desde hace más de veinte años están por la Cañada Real compartiendo su amistad y sus bienes con los yonquis y otros hermanos malvistos por la mayoría.
Cruzarnos con los de Bocatas, Chules a la cabeza, ha sido para nosotros un regalo de Dios... Unos católicos que andan habitualmente con gente despreciada, que rezan y comulgan, que se comportan como ácratas espontáneos y festivos desechando formalidades burocráticas, la doma de las subvenciones y todo ese lenguaje repulsivo-administrativo por el que las personas, los hermanos, Mengana o Zutano... el Sebas, se convierten en "usuarios" para engrosar dossieres e informes elaborados tras la barrera de una mesa de despacho... Unos cristianos que están dejándose ensanchar el corazón para abrir los horizontes y acoger a quien sea de entre los últimos de nuestra tierra... Cruzarnos con cristianos creyentes, de lenguaje suelto, y no con los moñas estereotipados que copan la imagen sociológica de "los católicos"... eso no tiene precio...
En ese contexto conocimos al Sebas. Un antiguo yonqui protagonista de la fazaña de haber tenido un carnet de identidad cuyo domicilio era "Cañada Real s/n", es decir, un hombre que ha conocido y vivido el pozo de las cadenas, del sufrimiento... La amistad de los bocateros, el ser mirado de otra manera, la presencia de Dios en todo este lío, hicieron el milagro: salió del pozo y se convirtió en imprescindible entre ese grupo de amigos medio locos. Y emergió la bondad.
Como digo, apenas le conocí. Pero sí tuve esa impresión que se tiene con pocas personas: el considerar un privilegio el ser meramente saludado con una sonrisa, el poder decir "le conozco"... Ahí hay un misterio, que el mundo no puede entender. En primer lugar porque el mundo es una mierda. No el proyecto de Dios sino las fachadas que nosotros creamos. Un misterio entonces, el que una persona despreciada por ese mundo sea adelantado del Reino de Dios...
Antes de verle hecho polvo en la fiesta de los bocatas y en el hospital hace unos días, le vimos todavía sin caducar en Barcelona. Con su agujero traqueotómico reía a su manera cuando le comenté de lo peculiar de nuestra comunicación: yo, sordo como una tapia, y él, sin poder hablar. Un cromo, lleno de amistad y de alegría. Sebas, tío... ruega por nosotros

jueves, 5 de julio de 2018

LA ALEGRÍA DE LOS OPRIMIDOS ES EL NOMBRE DE DIOS

Vamos a ponernos maleducados... vamos a decir que nunca dejaremos de dar gracias a Dios públicamente... Hablar de Dios, testimoniar su Misericordia, no es cosa de adultos europeos. Al parecer decir "Dios", agradecer el amor del Padre, su ternura, ansiar la gracia de Jesucristo y enmudecer de asombro por el amor de su abajamiento, querer respirar en el Espíritu... nos separa de los hombres, nos hace ser sus enemigos...
Son dos las acusaciones fundamentales al respecto: por un lado decir "Dios" públicamente sería ponerse del lado de los órdenes establecidos, es decir, justificar activa o pasivamente injusticias apocalípticas y situarse siempre con espíritu de temor frente a las rebeliones. Por otro lado, decir "Dios" en medio de los asuntos del mundo, de sus retos, de sus deseos y miedos, de sus alegrías y esperanzas... sería en sí una invasión, un atentado a las conciencias de los otros, un insulto, una imposición...
Es tal el rumor ambiental al respecto que muchos creyentes se apresuran a enarbolar la bandera de una imposible aconfesionalidad para poder meterse, razonablemente, en alguno de esos asuntos del mundo.
Perplejo, uno se pregunta si el dar razón espontánea de tu identidad y tu esperanza es una agresión a quienes tienen otra fe u otra visión del mundo y sin embargo trabajan coco a codo contigo en ese trabajo que es vivir y que te conduce a la amistad y al abrazo a los que nadie quiere abrazar. Todo es más sencillo... Oigo canciones de Keny Arkana... con satisfacción escucho llamadas a la revuelta, a romper con este mundo, a tener, obviamente, problemas con la pasma... Oigo en sus canciones a los oprimidos de este mundo, a los últimos... y oigo que esta chica habla de Dios, invoca a Dios... Oigo a Gabilonia, rap venezolano, y veo que ella no se casa con chavistas ni con antichavistas, que la opresión no tiene color, que los golpes de la poli tampoco tienen color... que no pone sus esperanzas ni en una falsa revolución ni en los que quieren volver al orden de los mercados... Y veo que canta a Dios, que invoca su ayuda y enaltece su amor por los aplastados... Oigo a Morodo, un rastafari de estas tierras que denuncia la sangre, la corrupción, la guerra y la injusticia con que Babilonia se burla de los empobrecidos... y veo que exalta el amor de Dios, su poder para fortalecer a los que no tienen fuerzas... Veo en fin a los sudafricanos en sus momentos álgidos de lucha cantando su himno, aquel Nikosi Sikelele Africa, "que Dios bendiga a África"... y luego retorno a esta Europa pagada de sí misma que considera una ofensa decir "Dios"...
Claro que hay y ha habido y habrá enormidades sangrantes e hipocresías monstruosas en nombre de Dios, y que el "Dios bendiga a América" de los imperialistas testimonia la contradicción... pero hay un "Dios bendiga a América" que se refiere a las marchas por la libertad y frente a la segregación, a las luchas obreras de Dorothy Day, al incansable y peligroso trabajo de la madre Cabrini en barrios y puertos... al lamento y las luchas de los indios despojados que claman a Wakantanka...
Hay una fuerza que brota de lo interior para manifestar esa identidad primera. No es asunto de batallas por confesionalidades institucionales, porque esas batallas son insolubles: si institucionalmente se reniega de Dios, es decir, se reglamenta su ausencia sin dejar espacio a las opciones personales manifestadas públicamente, esta reglamentación ya es una opción: Dios no pinta nada en la construcción de la ciudad. Como tal principio, es falso.Sólo tiene la virtud de la sinceridad: se van a hacer las cosas como queramos, no como indique un pretendido Dios... Si institucionalmente se reglamentan los juramentos religiosos, los milicos en las procesiones, las ornamentaciones sacras en los despachos... y una relación plácida con la Iglesia siempre y cuando la Iglesia estirpe sus glándulas proféticas... se llega a la caricatura habitual de jurar por Dios guardar órdenes sociales que contradicen radicalmente la voluntad de Dios.
Así pues, ante batallas en que esencialmente todos los contendientes dirimen asuntos turbios con armas de este mundo, se nos ha dicho: no participéis, "abandonad la ciudad"... no para eludir nada sino para ir a anunciar el reino de Dios a los pueblos, desde abajo, sin poder, a modo de fermento y combate sobrenatural, con la humildad de saber que todo es signo, semilla, y que tenemos que volver a empezar una y otra vez... Sin imponer nada, en actitud de dejarse crucificar, y sin avergonzarse del nombre de Dios. Él levanta de la basura a los pobres, envía mensajeros por los montes para anunciar la paz, quiebra lanzas y escudos, escucha los lamentos de los segadores explotados, elige a los que el mundo desprecia... ¡Cómo no cantar sus hazañas en medio de un mundo que se burla de Él o lo manipula para sus suciedades y sus sangrías!

Europa no aguanta esto. Culturalmente no lo aguanta. E incluso glorifica como un logro de la libertad la blasfemia rebuscada e hiriente. El caso reciente de Willy Toledo, Forcano y los llamados Abogados cristianos, es una muestra de lo confinante, caduco, asfixiante que pueden llegar a ser estas batallas mundanas. En este caso, el único protagonista creíble es la Virgen María, que, por cierto -y no es un añadido consolatorio- ama a todo los actores de este tinglado:
*uno que cree que va a cambiar el mundo viejo, pletórico de maldad, por uno nuevo, blasfemando y diciendo que eso es un derecho... Es decir, uno que trabaja por apuntalar el más viejo de los mundos. Literalmente, porque si a algo tan serio, enraizado y profundamente demoníaco como es el capitalismo, lo que se le opone es el experimento cubano o el venezolano, o como Pablo Hasel canta explícitamente, el gulag de Stalin, esto significa que estamos en un territorio de cegueras y de sectarismo: ya no se lucha contra la tortura sino dependiendo del uniforme del torturador, ni contra la desigualdad sino dependiendo de quien administra los bienes. Y así en todo, como en este occidente bendito que clama contra el terrorismo, y mata niños y más niños con sus bombardeos...
*otro, un teólogo que más bien habría de llamar ególogo, pues no admite más autoridad que la suya. En lugar de amar a Willy, y anunciarle la bondad de Dios, de la Madre, las grandezas a que él mismo está llamado, el perdón de su blasfemia...y  desde ahí, animarle a que, entonces sí, luche por otro mundo... en lugar de eso, se le dice que porque le han atacado unos fachas esto significa que tenía razón y que tiene todo el derecho del mundo a decir palabras obscenas contra la Virgen María... El pretendido teólogo, que desconoce el amor que le tiene, a él en concreto, la Madre de Dios, se muestra incapaz de relacionar lo que dice la fe de la Iglesia sobre la Virgen (esos detalles al parecer biológicos de los que se burla como falsos e inútiles), con la liberación de los cautivos y el enaltecimiento de los pobres... Triste ideología. Nosotros preferimos la fe de San Francisco, y de Juan XXIII, y del Padre Las Casas, y de Dorothy Dasy y de Edith Stein, de Romero... la de todos los que han contemplado el sufrimiento de los últimos y han rezado con fervor el Ave María.
*por fin, los pretendidos abogados cristianos... Con ese título uno podría pensar que la organización se ha distinguido en la defensa de causas perdidas, que está presente de modo alegre y gratuito, y esperanzado y con su propia identidad cristiana, esto es, en el nombre de Cristo, en el mundo de los yonquis, el mundo de las pateras, el mundo de los desahucios y todos los que nos podemos imaginar... Pues no. Son notorios por intentar medidas punitivas contra algún pobre mamarracho que blasfema desconociendo su propia dignidad.... Eso de devolver bien por mal no entra en su apelativo de cristianos. Se puede desautorizar la blasfemia, se puede anunciar que no es ningún derecho, que sí se hace para herir a otros con conciencia... se puede incluso actuar de modo no violento para obstaculizar esas trágicas ofensas y llamar al boicot... pero en espíritu de amor por los ofensores, dejándose dañar y no procurando el daño de los blasfemos. Esto nos dice Él en su Evangelio.

Así pues, y ya que queremos otro mundo, vamos a contemplar los combates desde lo dinamismos de ese otro mundo. Para mayor gloria de Dios.

domingo, 1 de julio de 2018

LA FOSA COMÚN DEL MEDITERRÁNEO... Y EL PROFETA ISAÍAS


ASESINAR LEGALMENTE
Hay un lenguaje ajeno a convenciones y a prudencias políticas que todos pueden entender. Te podrán decir entonces que tus palabras son mentira, pero te entenderán. Te dirán que matices, que no exageres, pero te entenderán... Por supuesto quienes así hablan no mueren en los mares-muros de este mundo, ni ven morir a sus hijos, ni dejan cadáveres en los desiertos, ni sufren abusos de mafias, policías y soldados, ni se juegan la vida para huir de guerras y matanzas, de hambres y miserias, de la sensación y realidad de que "no hay futuro"...
Hay que situarse en un terreno que es anterior al de los vaivenes políticos, al doble lenguaje de las democracias o la franqueza de los protofascismos emergentes. Ese terreno es un lenguaje que ya usaban los Padres de la Iglesia al referirse a los modos y fundamentos de la sociedad vigente: habla de homicidio y robo. Estamos matando a nuestros hermanos, gente de pueblos a los que estamos robando. Matamos porque sabemos que cerrar la frontera a una persona, aunque sea un bebé, por razón de que es pobre, porque no puede acreditar que tiene pasta, es conducirle a intentar cruzar esa barrera por otros medios, medios de alta peligrosidad en los que mueren miles. Esto lo sabemos. Y lo hacemos. Y no sólo lo hacemos sino que ante lo imparable de un movimiento que ya es un proceso histórico, entorpecemos el auxilio, miramos a otro lado, encubrimos los eventuales crímenes directos que algunas fuerzas han realizado en el mar, provocando hundimientos, agrediendo a gente en el agua... El doble lenguaje disfraza el rechazo, se sazona con rescates publicitados, con mantas de la cruz roja y con subvenciones a ongs... pero las fronteras siguen cerradas y nadie querrá abrirlas. Las gentes seguirán muriendo en el Mediterráneo, en el Caribe, en los desiertos de África y América del Norte, en las grandes rutas que recorren Centroasia y Centroamérica dejando un reguero de cadáveres...

NI EXAMEN DE CONCIENCIA NI ARREPENTIMIENTO
La responsabilidad histórica de quienes en esta etapa ostentan el poder es una responsabilidad espiritual que, por ello, integra la responsabilidad política de gobernantes y súbditos. Es decir, hablamos entonces del mundo de las ultimidades, del vivir frente a Dios, de las opciones vitales que sitúan a una persona, a una sociedad, frente al bien y el mal. No de la oportunidad, ni de los beneficios o costes de una elección, o de los peligros de la misma, sino del bien y del mal.
Las migraciones tienen que ver con la pobreza impuesta y con la guerra. Ambas se relacionan. El gigantesco sistema de explotación de recursos en que se basa nuestro mundo parece inabordable: sobre todo, cuenta con la colaboración inestimable de los súbditos que se benefician materialmente o esperan beneficiarse materialmente de tal maquinaria desbocada... Efectivamente, en el mundo de la abundancia, pocos parecerían dispuestos a reconocer, por ejemplo, que la locura de las ofertas de aplicaciones sin fin en móviles (la mayoría memeces) y la obsolescencia programada significan un consumo desaforado para el que se precisa que varios millones de personas mueran en las guerras del coltán... En ese mundo de abundancias, casi nadie querría acabar con la locura de los envases, los tetrabriks, para organizar la obviedad del lavado y la reutilización... En este mundo casi nadie admitiría cambiar las dietas, hacerlas más sencillas a causa de una oferta vinculada con el medio en que se vive, con las temporadas... No. Un sistema condenado a la huida hacia adelante para no derrumbarse y que en su camino arrasa comunidades, pueblos, tierras; un sistema que precisa movimiento de personas según sus vertiginosos ascensos o descensos en sus variables económicas... tiene como consecuencia el no reconocer, nunca, el daño que se comete, y, como colofón de la autocomplacencia subsiguiente, el incrementar el daño por medio de decisiones personales que rizan el rizo... Así, un memo joven y triunfador al mando de un ordenador, hace una serie de operaciones especulativas movido por su codicia... y de repente, el precio de tal o cual producto sube o baja, y en una semana, en el culo del mundo, varios cientos de miles de pequeños cultivadores o de braceros se quedan sin tierras o sin trabajo.
Hoy, fuera de las paponadas de discurso de algún régimen con tendencias estatalistas que en sí frustra las legítimas ansias de revolución justa, no hay reconocimiento de que el mundo del poder (la unión europea, norteamérica, los emergentes asiáticos, el otro nuevo bloque de matriz rusa...) vive de un sistema neocolonial que constituye un robo de proporciones inauditas.... Las gentes aplastadas por los movimientos ya casi impersonales, automáticos, de este género de relaciones, huyen, sobreviven, buscan empezar en otro lado, sostienen a sus familias que quedan atrás.... No se reconoce culpa alguna en esto, en estos "mecanismos perversos" como los definía San Juan Pablo II. Es sólo el juego de la economía libre, dicen.
Hablamos entonces del mundo del espíritu: negarse a reconocer una culpa, un pecado que cuesta la vida a miles y miles y más miles,y que se ha instalado como paisaje de nuestro mundo desde hace décadas. Estamos matando.

LA LOCURA DE LA BONDAD
Es tal la urgencia de la gente que muere a diario a causa de estos mecanismos, que esto nos empuja precisamente y otra vez a una toma de decisiones que viene del mundo del espíritu. No se puede esperar a que un numeroso sector de los pueblos tome conciencia y, con suficiente influjo socio-político comience a cambiar las cosas: la gente, mientras, sigue muriendo en el intento de atravesar las murallas anti-pobres.
Tampoco se puede esperar que un gobierno concreto, a causa de una evidente urgencia moral, abra las fronteras:sus votantes asaltarían literalmente los edificios públicos... o el partido relevaría a su jefe argumentando enajenación mental...
Y sin embargo... Viene al caso contar una venerable historia bíblica que, al parecer, no creen la mayoría de los que, judíos y cristianos, dicen creer que la Biblia es Palabra de Dios. El rey Acab está asustado; tiene encima la amenaza destructiva de un imperio que va a atacar y no dispone de fuerza para rechazarlo. Los consejeros, técnicos sensatos de la lógica política, evidentemente cuentan los medios, calculan y proponen soluciones factibles: haga usted alianza con mengano y con zutano y así las cuentas cuadrarán, así, racional y lógicamente, se podrá hacer frente al problema... Pero he aquí que aparece un visionario, un loco, que le propone otras cuentas, y, sobre todo, que le dice que los consejeros no han contado con las variables fundamentales. El tal loco se llama Isaías y sitúa al gobernante en los parámetros reales de aquella época: si te alías con mengano y zutano, te alías con sus concepciones vitales, con sus dioses, y esto, en aquel contexto, significa que rompes la Alianza con Dios, quien te dice que hagas el bien siempre. Un bien que, en aquel contexto, significa guardar la Alianza. Y dejar en manos de Dios lo que haya de ocurrir por guardar la Alianza...
Hagamos transposición a nuestros propios retos: los consejeros nos dicen que el mundo es como es y tiene unos mecanismos de equilibrio que significan exclusivamente equilibrio para nosotros; fuera puede haber genocidios con tal de que los mecanismos financieros y económicos están engrasados; si los escrúpulos ante tanta sangre y tantos gritos sacuden la conciencia, los consejeros pueden admitir que ciertamente el mundo es injusto, pero que no se pueden cambiar las cosas de la noche a la mañana. Y ya está. Entonces, los consejeros advierten de las consecuencias de ciertas imprudencias: si se aflojan las fronteras o se abren, efecto llamada, problemas inter-raciales, gastos sociales disparados, castigo por parte de los gobiernos vecinos, boicot financiero... Por supuesto, los consejeros presentan esto de forma determinista, sin resquicios, sin maniobras posibles. Lo crucial es entonces el consejo que dirime todo: romper la alianza, dar culto a los dioses, para sobrevivir, esto es, legislar y realizar la inmoralidad absoluta de decirle a una persona que huye: tú no tienes pasta, luego no puedes pasar aquí; no importa que vayas con niños ni que huyas de la muerte: enséñame la pasta y te daré un visado, y la residencia. Si no, aquí está nuestra valla, nuestra policía, nuestros perros, nuestras armas... A lo mejor, sólo a lo mejor, luego te rescatamos en el mar. Sin exagerar, oiga. Pero por aquí no pasas. ¿O es que quieres que hagamos el bien porque lo dice Dios? Eso no es realista.