jueves, 5 de julio de 2018

LA ALEGRÍA DE LOS OPRIMIDOS ES EL NOMBRE DE DIOS

Vamos a ponernos maleducados... vamos a decir que nunca dejaremos de dar gracias a Dios públicamente... Hablar de Dios, testimoniar su Misericordia, no es cosa de adultos europeos. Al parecer decir "Dios", agradecer el amor del Padre, su ternura, ansiar la gracia de Jesucristo y enmudecer de asombro por el amor de su abajamiento, querer respirar en el Espíritu... nos separa de los hombres, nos hace ser sus enemigos...
Son dos las acusaciones fundamentales al respecto: por un lado decir "Dios" públicamente sería ponerse del lado de los órdenes establecidos, es decir, justificar activa o pasivamente injusticias apocalípticas y situarse siempre con espíritu de temor frente a las rebeliones. Por otro lado, decir "Dios" en medio de los asuntos del mundo, de sus retos, de sus deseos y miedos, de sus alegrías y esperanzas... sería en sí una invasión, un atentado a las conciencias de los otros, un insulto, una imposición...
Es tal el rumor ambiental al respecto que muchos creyentes se apresuran a enarbolar la bandera de una imposible aconfesionalidad para poder meterse, razonablemente, en alguno de esos asuntos del mundo.
Perplejo, uno se pregunta si el dar razón espontánea de tu identidad y tu esperanza es una agresión a quienes tienen otra fe u otra visión del mundo y sin embargo trabajan coco a codo contigo en ese trabajo que es vivir y que te conduce a la amistad y al abrazo a los que nadie quiere abrazar. Todo es más sencillo... Oigo canciones de Keny Arkana... con satisfacción escucho llamadas a la revuelta, a romper con este mundo, a tener, obviamente, problemas con la pasma... Oigo en sus canciones a los oprimidos de este mundo, a los últimos... y oigo que esta chica habla de Dios, invoca a Dios... Oigo a Gabilonia, rap venezolano, y veo que ella no se casa con chavistas ni con antichavistas, que la opresión no tiene color, que los golpes de la poli tampoco tienen color... que no pone sus esperanzas ni en una falsa revolución ni en los que quieren volver al orden de los mercados... Y veo que canta a Dios, que invoca su ayuda y enaltece su amor por los aplastados... Oigo a Morodo, un rastafari de estas tierras que denuncia la sangre, la corrupción, la guerra y la injusticia con que Babilonia se burla de los empobrecidos... y veo que exalta el amor de Dios, su poder para fortalecer a los que no tienen fuerzas... Veo en fin a los sudafricanos en sus momentos álgidos de lucha cantando su himno, aquel Nikosi Sikelele Africa, "que Dios bendiga a África"... y luego retorno a esta Europa pagada de sí misma que considera una ofensa decir "Dios"...
Claro que hay y ha habido y habrá enormidades sangrantes e hipocresías monstruosas en nombre de Dios, y que el "Dios bendiga a América" de los imperialistas testimonia la contradicción... pero hay un "Dios bendiga a América" que se refiere a las marchas por la libertad y frente a la segregación, a las luchas obreras de Dorothy Day, al incansable y peligroso trabajo de la madre Cabrini en barrios y puertos... al lamento y las luchas de los indios despojados que claman a Wakantanka...
Hay una fuerza que brota de lo interior para manifestar esa identidad primera. No es asunto de batallas por confesionalidades institucionales, porque esas batallas son insolubles: si institucionalmente se reniega de Dios, es decir, se reglamenta su ausencia sin dejar espacio a las opciones personales manifestadas públicamente, esta reglamentación ya es una opción: Dios no pinta nada en la construcción de la ciudad. Como tal principio, es falso.Sólo tiene la virtud de la sinceridad: se van a hacer las cosas como queramos, no como indique un pretendido Dios... Si institucionalmente se reglamentan los juramentos religiosos, los milicos en las procesiones, las ornamentaciones sacras en los despachos... y una relación plácida con la Iglesia siempre y cuando la Iglesia estirpe sus glándulas proféticas... se llega a la caricatura habitual de jurar por Dios guardar órdenes sociales que contradicen radicalmente la voluntad de Dios.
Así pues, ante batallas en que esencialmente todos los contendientes dirimen asuntos turbios con armas de este mundo, se nos ha dicho: no participéis, "abandonad la ciudad"... no para eludir nada sino para ir a anunciar el reino de Dios a los pueblos, desde abajo, sin poder, a modo de fermento y combate sobrenatural, con la humildad de saber que todo es signo, semilla, y que tenemos que volver a empezar una y otra vez... Sin imponer nada, en actitud de dejarse crucificar, y sin avergonzarse del nombre de Dios. Él levanta de la basura a los pobres, envía mensajeros por los montes para anunciar la paz, quiebra lanzas y escudos, escucha los lamentos de los segadores explotados, elige a los que el mundo desprecia... ¡Cómo no cantar sus hazañas en medio de un mundo que se burla de Él o lo manipula para sus suciedades y sus sangrías!

Europa no aguanta esto. Culturalmente no lo aguanta. E incluso glorifica como un logro de la libertad la blasfemia rebuscada e hiriente. El caso reciente de Willy Toledo, Forcano y los llamados Abogados cristianos, es una muestra de lo confinante, caduco, asfixiante que pueden llegar a ser estas batallas mundanas. En este caso, el único protagonista creíble es la Virgen María, que, por cierto -y no es un añadido consolatorio- ama a todo los actores de este tinglado:
*uno que cree que va a cambiar el mundo viejo, pletórico de maldad, por uno nuevo, blasfemando y diciendo que eso es un derecho... Es decir, uno que trabaja por apuntalar el más viejo de los mundos. Literalmente, porque si a algo tan serio, enraizado y profundamente demoníaco como es el capitalismo, lo que se le opone es el experimento cubano o el venezolano, o como Pablo Hasel canta explícitamente, el gulag de Stalin, esto significa que estamos en un territorio de cegueras y de sectarismo: ya no se lucha contra la tortura sino dependiendo del uniforme del torturador, ni contra la desigualdad sino dependiendo de quien administra los bienes. Y así en todo, como en este occidente bendito que clama contra el terrorismo, y mata niños y más niños con sus bombardeos...
*otro, un teólogo que más bien habría de llamar ególogo, pues no admite más autoridad que la suya. En lugar de amar a Willy, y anunciarle la bondad de Dios, de la Madre, las grandezas a que él mismo está llamado, el perdón de su blasfemia...y  desde ahí, animarle a que, entonces sí, luche por otro mundo... en lugar de eso, se le dice que porque le han atacado unos fachas esto significa que tenía razón y que tiene todo el derecho del mundo a decir palabras obscenas contra la Virgen María... El pretendido teólogo, que desconoce el amor que le tiene, a él en concreto, la Madre de Dios, se muestra incapaz de relacionar lo que dice la fe de la Iglesia sobre la Virgen (esos detalles al parecer biológicos de los que se burla como falsos e inútiles), con la liberación de los cautivos y el enaltecimiento de los pobres... Triste ideología. Nosotros preferimos la fe de San Francisco, y de Juan XXIII, y del Padre Las Casas, y de Dorothy Dasy y de Edith Stein, de Romero... la de todos los que han contemplado el sufrimiento de los últimos y han rezado con fervor el Ave María.
*por fin, los pretendidos abogados cristianos... Con ese título uno podría pensar que la organización se ha distinguido en la defensa de causas perdidas, que está presente de modo alegre y gratuito, y esperanzado y con su propia identidad cristiana, esto es, en el nombre de Cristo, en el mundo de los yonquis, el mundo de las pateras, el mundo de los desahucios y todos los que nos podemos imaginar... Pues no. Son notorios por intentar medidas punitivas contra algún pobre mamarracho que blasfema desconociendo su propia dignidad.... Eso de devolver bien por mal no entra en su apelativo de cristianos. Se puede desautorizar la blasfemia, se puede anunciar que no es ningún derecho, que sí se hace para herir a otros con conciencia... se puede incluso actuar de modo no violento para obstaculizar esas trágicas ofensas y llamar al boicot... pero en espíritu de amor por los ofensores, dejándose dañar y no procurando el daño de los blasfemos. Esto nos dice Él en su Evangelio.

Así pues, y ya que queremos otro mundo, vamos a contemplar los combates desde lo dinamismos de ese otro mundo. Para mayor gloria de Dios.

5 comentarios:

  1. Me parece muy oportuno que en los comentarios abordes casos concretos , como el tema de las blasfemias de Willy Toledo.
    Lo que no acabo de ver es por qué el boicot no es violento y la denuncia sí
    En cualquier caso, más que de hablar de violencia habría que hablar de odio.
    Yo creo que la denuncia puede ser una medida cristiana, si se hace sin odio, pensando en el bien de los ofendidos y también en el de Willy Toledo
    Como decía Antonio Rivera:"Tirad pero Tirad sin odio"

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    1. No creo para estos casos en multas o cárcel. Tampoco creo que A.Rivera acertara con eso. Subjetivamente y en su caso era sincero. La propuesta como tal no sirve si tienes como referencia posible el evangelio. De hecho los admiradores de A. Rivera mataron a mansalva en el propio Toledo. De lo de la blasfemia no hablo de silencio sino de un modo de respuesta en el que el implicado reciba un testimonio sobrenatural

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    2. No creo para estos casos en multas o cárcel. Tampoco creo que A.Rivera acertara con eso. Subjetivamente y en su caso era sincero. La propuesta como tal no sirve si tienes como referencia posible el evangelio. De hecho los admiradores de A. Rivera mataron a mansalva en el propio Toledo. De lo de la blasfemia no hablo de silencio sino de un modo de respuesta en el que el implicado reciba un testimonio sobrenatural

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  2. Me alegra que haya una voz disidente y en contra de lo preestablecido.Enhorabuena

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